19 nov 2009

Hoy

Hoy descubrí cómo la rutina le absorbe por completo el sentido de humanidad a quienes antes tenían mucho que dar. Entendí que la escala de prioridades de quienes recibimos exactamente la misma formación puede ser tan incompatible como el aceite y el vinagre. Comprendí que pierdo mi tiempo juzgándolos, porque nada soluciona.

Hoy vengo de una misa, un lugar al que tenía mucho tiempo sin frecuentar. Con toda la honestidad del mundo no me importa la decadencia de la religiosidad de las personas, lo que me importa es la falta de conciencia sobre la necesidad del otro.

Hoy no entiendo pero ni un poquito ese dogma cristiano de dar incondicional sin esperar nada a cambio, porque no es justo que el que entrega su alma al otro se quede tan solo en tiempos de adversidad.

Hoy comienzo a notar que el hombre ya no tiene tiempo para ser hombre, está muy ocupado....

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Una vez que has tomado conciencia de todos esos hechos (que lamentablemente son ciertos), creo que lo único que puedes hacer al respecto es tratar de mantener tu propio sentido de humanidad, para que no te suceda lo mismo que a los otros.

RICHIN dijo...

Siempre he pensado que uno debe ver el mundo desde su yo interno, y hacerlo estando en paz con su Dios, ese con el que uno habla con el pensamiento. Tratar de darle a la humanidad un sentido gregario choca irremediablemente con el egoísmo. Con suerte la vida le permite a uno conocer una persona con la cual durante largos años vas compartiendo hasta alcanzar el nivel de conciencia sobre la necesidad del otro. Pero coincido con Mariale, es tu propio sentido lo que te mantendrá firme, humana.

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