8 jul 2010

Carta Abierta a la Incomprensión


A diferencia de ti, no necesito descorchar un vino ni prender un cigarro para buscar inspiración. Con los años me he dado cuenta que la tristeza es definitivamente tu musa inspiradora, en cambio la alegría y el bienestar lo son para mí. Es por eso que me ha costado tanto escribir estas líneas, pero debo hacerlo. Te prohíbo ser el culpable de quitarme el placer de escribir.

En tu afán egoísta de sobreponer tus ideas sobre todo raciocinio te me fuiste escondiendo poco a poco. Yo en mi afán de amor idílico te fui desconcertando peligrosamente. Confundido te ocupaste de empujarme de tu vida con la poderosa arma de los secretos, esa que apuñala por la espalda y no de frente como al menos se esperaría. Confundida pretendí encontrarte, reconocerte y entenderte dentro de una caja en el absurdo espejismo de una foto y un recuerdo. Entre escritos, tragos e infinitas ausencias me dejabas clara tu intención de alejarme a plena consciencia. Entre lágrimas, prejuicios y decepciones me armé de valor para bajar la cabeza y aceptar tu mensaje. Ninguna copa entre amigos ni sabio consejo ajeno me hacía olvidarte. Ninguna de tantas faldas en las que buscaste el cariño soñado lo encontraste. Y no fue sólo con el tiempo, mucho tiempo, cuando finalmente entendimos que en búsqueda de ese imposible idioma en común nos agotamos en el intento. Eso sí, tus ideas vencieron, la victoria es toda tuya.

Esta es mi carta abierta a la incomprensión. Esta es mi forma de decir que simplemente no lo entiendo. Aún así que quede claro que esta carta no busca explicaciones que nunca se dieron, ya para ello venció el tiempo, ya para ello se esperó lo suficiente, ya para ello nunca más sonó el teléfono..

No hay comentarios:

.