16 jul 2013

Comienza

Extraño mis clases de escritura creativa que no pude terminar. Ese sentarse un sábado en la mañana, a intentar comprender las ruinas circulares de Borges y la selección del día Cortázar como el mejor comienzo de un fin de semana de descanso. Extraño las épocas de pupitre, de a veces dudar con irreverencia de las palabras de un profesor que sabe cómo es la vida mientras uno aún sigue en la burbuja. El olor a té en la noche de viento que tumba las guías de la mesa antes de entrar a un examen. El aire acondicionado de la sala de Juicios, la frustración de no leer la lámina porque dejé los lentes otra vez mientras trato de entender qué demonios es una excención fiscal. Estar ahora "detrás del telón" en el mundo universitario se siente como una especie de retorno. Un ambiente de trabajo de carteleras y aire libre y no de carnets en el cuello, pines y torniquetes en la entrada. Un lugar donde la tempratura de la oficina no es sinónimo de estatus y donde el teléfono, a Dios gracias, no suena cada cinco minutos. Ahora no toca sentarse en el pupitre, toca estar de pie frente a él y poner a prueba sin miedo todo lo aprendido. Comienza la aventura.

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