9 dic 2013

Pernocta en el banco

Solo a mí se me ocurre hacer una diligencia inútil de tarjeta de crédito, que perfectamente puede esperar, justo cuando estamos en pleno SICAD. Como no tengo pensado viajar este año (y mejor que ni lo piense porque no hay pasajes de aquí a que tenga nietos) de verdad poco es el interés que le he prestado a este cuento nuevo de las subastas. Tengo la manía de ser cliente de los bancos (unos dirían más prestigiosos, yo digo más sobrepoblados e innecesariamente abarrotados) del país. Por supuesto está abierta una sola oficina de atención al cliente y una cola interminable de sujetos y carpetas manila. Espero tranquila leyendo el libro nuevo de Toto Aguerrevere (recomendado), y le suena el teléfono a la señora de al lado. - Aló, mamá mira no puedo hablar estoy en el banco. - Que estoy en el banco! - En el banco, b a n c o! ¿qué pasó? Rápido que estoy en el banco - Ajá ok, pero ¿y como está todo? ¿que tal se siente? - Ahhnn pero ¿todo bien? cuéntame que tal. - Bueno pero cuéntame! Qué te dijo? Le gustó el regalo? (Sra de la oficina de atención al cliente grita: "Señora no puede hablar") -"Ves mamá te vengo diciendo que no puedo hablar chao chao"
Vuelvo a mi libro intentando comprender a la humanidad. Cuando finalmente llego a que me atiendan, el señor no tiene la más remota idea de lo que es una fianza y tras un discurso sin mucho sentido donde no falta varias veces la palabra "aperturar"conjugada en todos los tiempos verables sonríe y se despide creyendo genuinamente que me solucionó el problema. El tema en Venezuela no solo es la cola, es hacer cola rodeada de gente loca, y luego de pasarse la vida esperando, ser patéticamente atendidos por personal no capacitado cuyo único interés es que esa cola baje a como de lugar para poder irse a sus casas.

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